El clásico pirulí de caramelo, delicioso pero a la vez difícil de comer sin romperse los dientes. Recubierto de galleta y no apto para todos los gustos.
En segundo lugar, un helado: el Frigopié. Probablemente fruto de alguna mente enferma pero con un sabor delicioso e irresitible.
Y en último lugar, un producto salado, los monchitos (arroz inflado). Preocupantemente aditivos.
¡Buen fin de semana, qué disfrutéis mucho de vuestras delicias favoritas!